Conocemos el espacio solo hasta donde han llegado los objetos fabricados por el hombre. En otras palabras, tenemos una gotita infinitesimal de un enorme océano del que solo conocemos una porción diminuta. Afortunadamente muchas de las interrogantes se pueden llenar con teorías físicas y unimos los puntos entre lo que si conocemos para llegar a conclusiones lógicas sobre parte de lo que desconocemos. El problema es que cuando este conocimiento pasa de los astrofísicos a los que no saben tanto sobre los descubrimientos astronómicos punteros, se va distorsionando y llega el momento en el que ya no sabemos si algo es un dato basado en evidencias científicas o no. Por otra parte Hollywood nunca ha permitido que la realidad sea un freno para los efectos especiales espectaculares, así que no se lo piensan dos veces para mostrar verdades a medias o ficción pura y dura como si fueran datos fidedignos. Por eso hemos escogido 10 mitos espaciales favoritos para desmontarlos sin piedad.
1.- La gente explota en el espacio
El espacio es una terrible nada vacía que hace explotar nuestros frágiles cuerpos. Todo el mundo sabe que, si te expones al vacio del espacio, te hierve la sangre y los fluidos presurizados del cuerpo buscan salida por donde pueden.
LA REALIDAD: no hay duda de que el vacio del espacio es mortal, pero la realidad es que nuestros tejidos conectivos hacen un excelente trabajo manteniéndolo todo en su sitio. Gracias a la piel, la sangre no hierve. Si las cosas fueran como se cree, nadie podría subir al Everest o tirarse en paracaídas y sobrevivir. Tampoco te congelas inmediatamente en el espacio porque, aunque las partes mas frías están justo por encima del cero absoluto (-173oC), hay poca materia que te haga perder el calor corporal. Así que el problema más inmediato que puedes tener el espacio es respirar. Si aguantas la respiración antes de entrar en el vacio se pueden dañar los pulmones, y sin oxigeno uno se desmaya rápidamente. La exposición a la radiación UV intensa también provoca serias quemaduras y sin la protección necesaria, al final se muere de frio. Sin embargo es agradable saber que si alguien te saca accidentalmente del compartimento estanco no explotas como un globo.
2.- SETI pertenece a la NASA
La NASA manda gente a la luna, lanza sondas por el sistema solar y mas allá para buscar misterios y SETI (acrónimo en inglés de “búsqueda de inteligencia extraterrestre”) es una filial que observa continuamente el cielo en busca de señales de vida alienígena inteligente.
LA REALIDAD: Aunque las labores de SETI pueden parecer similares a los objetivos de la NASA, son dos organizaciones totalmente independientes. La NASA se creó en 1958 en respuesta al lanzamiento ruso del primer satélite artificial, el Spuntnik I. La NASA funciona con fondos estatales, normalmente se le adjudica el 1% del presupuesto federal anual de los Estados Unidos. El instituto SETI, por otra parte, se creó en 1984 y se dedica a la búsqueda y la investigación de posible vida inteligente en el universo. Se sostiene por completo a base de aportaciones privadas, aunque parte de los fondos provienen de la NASA, ya que ambas organizaciones suelen colaborar en distintos proyectos.
3.- La Gran Muralla se ve desde la órbita
Es un clásico de juegos de mesa y concursos: ¿Cuál es el único objeto que se puede ver desde la órbita/espacio/luna? Es entonces cuando saltas con la respuesta ¡la Gran Muralla China! Claro ¿no? Es enorme.
LA REALIDAD: La Gran Muralla se ve o no, dependiendo de la distancia, de las condiciones atmosféricas, de si miras a simple vista y, por supuesto, de si estas en la zona correcta de la órbita. A simple vista solo se puede ver si es de día, y desde una altura máxima de 2.000km en la baja órbita terrestre. Pero como hay partes que se están cayendo y el color de la muralla es similar a la tierra, cuesta mucho distinguirla. Desde luego no se puede ver a simple vista desde la luna como dijo Neil Armstrong, que vio lagos y continentes durante su paseo lunar de 1969, pero ninguna estructura hecha por el hombre.
4.- El sol es amarillo
Tienes ojos en la cara, mira tú mismo al sol, aunque no directamente porque te dañas la retina. Si miras, veras que es amarillo. No solo eso, sabemos que la estrella que está en el corazón de nuestro sistema solar se clasifica como enana amarilla, así que el color es obvio ¿no?
LA REALIDAD: Por esa misma regla de tres, el espacio es azul de día, otras veces es rojo y de noche es negro. Pero no, el color natural del sol no es el amarillo, lo vemos así porque lo observamos a través del filtro de la atmosfera terrestre, que absorbe parte de las longitudes de onda de los rayos del sol. De hecho, como cualquier otra cosa que este ardiendo a caso 6.000oC, su superficie es blanca para los ojos humanos. Si lo viéramos en el vacio relativo del espacio sin ningún filtro que lo oscureciera, veríamos que su color auténtico es blanco.
5.- La luna tiene un lado oscuro
La luna gira sobre su eje proporcionalmente al giro de la Tierra, así que solo vemos un lado, y la otra esta siempre a oscuras.
LA REALIDAD: Esto es casi verdad. La luna gira en proporción al giro de nuestro planeta, así que desde la Tierra siempre vemos la misma cara. Sin embargo el sol ilumina la parte que no vemos. Especialmente durante un eclipse solar, ese lado queda totalmente iluminado, mientras que la cara más cercana a la Tierra queda totalmente a oscuras. Tal vez una de las razones por las que el mito del “lado oscuro” de la luna esta tan arraigado es el famoso álbum The Dark Side Of The Moon de Pink Floyd, de 1973.
6.- Nada escapa de un agujero negro
Los agujeros negros son como una gran aspiradora que se traga todo con su enorme radio y los esconde en su epicentro con una fuerza tan potente, que ni siquiera la luz puede escapar.
LA REALIDAD: Las singularidades cuánticas, que es el nombre científico de los agujeros negros, son entidades muy poderosas que ayudan a darle forma al universo, sin embargo también están sujetas a las reglas de la física, lo que significa que cuanto más te alejas del horizonte de sucesos (umbral crítico en la que desaparece la luz), menos fuerza necesitas para escapar a la gravedad del agujero negro. Así que aunque parezca que los agujeros negros se saltan las leyes de la física, aun se pueden explicar gracias a dichas leyes. Así, un agujero negro con la misma masa que el sol, tendría la misma fuerza gravitacional que el sol. Tampoco es verdad que ya hayamos sucumbido al enorme poder de Sagittarius A*, el agujero negro supermasivo que se sospecha hay en el centro de la vía láctea.
7.- El viaje espacial va a ser como en las películas
En el futuro, viviremos en naves espaciales como vivimos ahora en la Tierra, usando gravedad artificial. Veremos el espacio infinito desde nuestras ventanas, señalaremos el sistema solar más cercano y nos abrocharemos el cinturón para movernos a la velocidad de la luz.
LA REALIDAD: aquí te vamos a destripar varios mitos por el precio de uno, y todos ellos vienen de series y películas tipo Star Trek. Para empezar, no hay forma de crear una gravedad similar a la de la Tierra sin tener algo que tenga la misma masa que la Tierra. Podemos aproximarnos usando fuerza centrifuga, pero la gravedad y la masa son estrictamente proporcionales. Por la misma razón, viajar muy rápido en el espacio no tiene ningún efecto de fuerza g más allá de la aceleración de tu nave. Las ventanas no tienen ningún sentido, son débiles estructuralmente comparadas con un casco solido que te separe del vacío. Por cierto, da igual la forma que tenga la nave porque para ti “arriba” siempre va a ser la dirección en la que se mueva la nave al acelerar. ¿y la velocidad de la luz? Hasta que averigüemos como saltarnos las reglas de la Teoría general de la relatividad de Einstein, no podemos ir a esa velocidad.
8.- Los cinturones de asteroides son letales
Los cinturones de asteroides, como el que se encuentra en Marte y Júpiter, son obstáculos prácticamente impenetrables de rocas que van desde el tamaño de un puño hasta un kilometro de ancho. Vuelan caóticamente a miles de kilómetros por hora y como un campo minado para quien quiera pasar por ahí.
LA REALIDAD: Si una de las rocas que hay en el cinturón de asteroides golpeara a algunas de las sondas que la NASA ha enviado a Júpiter y mas allá, la dañaría o la destruiría. El mito existe gracias a películas como la Guerra de las Galaxias, donde entre los asteroides solo hay pequeños huecos de unos cuantos metros. En realidad, aunque hay millones de rocas peligrosas en el cinturón de asteroides, el espacio entre una y otra es muy grande, de 1 a 3 millones de kilómetros. La NASA calcula que la probabilidad de que una sonda sea golpeada por un asteroide al cruzar el cinturón es una en mil millones, de manera que tendría que tener muy mala suerte para que su trayectoria coincidiera con la de un asteroide.
9.- Las auroras solo se ven en los Polos
Debido a la forma en la que los vientos solares excitan las partículas, estas van hacia el campo magnético de la Tierra y se centran en los Polos, por eso las auroras solo se ven en el Polo Norte y el Polo Sur.
LA REALIDAD: es verdad que las auroras se concentran en los extremos norte y sur del planeta, pero no siempre vas a encontrar la aurora boreal mirando hacia el norte y la austral mirando hacia el sur. En realidad son muy poco comunes en los polos geomagnéticos, solo circunstancias extrañas como una tormenta solar pueden hacer que se vean. Por el contrario, se ven a una latitud de 60-70 grados en el norte, donde tienen una trayectoria oeste-este que cruza Canadá, Groenlandia, Escandinavia y Rusia. De hecho, si estas en el norte de Alaska, tienes que mirar al sur para ver la aurora boreal.
10.- El espacio está vacío
Todo el mundo sabe que entre los planetas y los gases no hay nada, solo regiones de espacio vacío. Es precisamente por eso que si te expones al “vacio del espacio” explotas por descompresión (Ver mito numero 1).
LA REALIDAD: en realidad, si hay algo en el espacio: plasma. El plasma es gas ionizado que normalmente se carga por calentamiento o por algún campo magnético potente. Sus propiedades son similares a las del gas, no tiene forma definida ni volumen, y coge la forma del contenedor en el que se encuentra. Sin embargo, a diferencia del gas, puede formar estructuras por la influencia de los campos magnéticos, por eso se le considera el cuarto estado de la materia, después del sólido, liquido y el gas. El plasma compone el 99% del universo que conocemos. No hay mucho plasma en la tierra, aunque puedes verlo en la llama de una vela, en la luz fluorescente y en las lámparas de plasma. Se distribuye en capas tan finas que parece que el espacio esta vacio.